jueves, 30 de septiembre de 2010

EL VENDEDOR DE MOTEMEI

Un personaje que se niega a morir. El vozarrón del vendedor Diego Contreras Hidalgo no pasa inadvertido.

Con su canastillo de mote mei en una mano y aferrado con la otra al farolito característico de su oficio, este sanantonino recorre de noche las calles de la comuna gritando "moté mei, pela'o el mei" con gracia y entonación.

Querido por los adultos, los que en su imagen rememoran su infancia perdida, este motemelero o motero de tomo y lomo, con 30 años de oficio, contó que su trabajo es una suerte de herencia familiar y un homenaje a su hermano fallecido Mario, quien por años desempeñó el oficio. "Él era muy conocido y respetado y lo recuerdo con cariño, cada vez que salgo a la calle a vender", comentó.


Tejas Verdes, Llo Lleo y Alto Mirador son sólo algunos de los sectores que este comerciante recorre, lugares donde ofrece su calentito producto a sólo 400 pesos.


ENTREVISTA A DON DIEGO

¿Por qué es tan rico comer mote mei en esta época del año?
Tiene propiedades que ayudan a mantener calentito el cuerpo y combatir el frío. Es muy saludable y especial para que los niños tengan energías. Hay secretos en su preparación pero como se puede imaginar, no se pueden revelar.

¿En qué fecha parte vendiendo mote mei y cuando finaliza el periodo?
Parto en la quincena de abril y me extiendo hasta los primeros días de agosto.

Eso quiere decir que ahí termina su recorrido por las calles...
No, mi trabajo continúa pero con los helados (...) nunca falta en que entretenerse y ganar platita.

¿Qué anécdotas puede contar de su tradicional oficio de motemelero?
Qué motemelero no ha sido acusado por los niños de meter cuco (ríe). Es común eso, cuando me oyen más de alguno huye despavorido a la casa a buscar refugio (...) pero son los padres los que asustan a los niños con esas cosas lo que, por cierto, no debería ser así.

¿Se siente orgulloso de su oficio?
Sí, soy el único en la comuna de San Antonio y me siento dichoso de perpetuar este oficio que data de la época colonial en Chile.

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